O’Higgins terminó la primera rueda de la “Liga de Primera Banco Itaú 2025”, enfrentando a Everton de Viña del Mar. Una ciudad siempre querida por lo hinchas celestes donde se puede pasear y descansar de sobra. Esto lo confirma la gran cantidad de hinchas del Capo que llegaron al Sausalito, luego de una tibia tarde de playa a experimentar el frío costero a la cancha del Sausalito.
Fue un primer tiempo de aquellos, que te dejan un sabor agridulce por lo visto, pero por sobre todo luego de la expulsión del 35 ruletero Lucas Soto, por doble
amarilla. O’Higgins no sacó ventaja alguna sobre un rival que sintió la expulsión.
Antes de la expulsión “La Celeste” ya se había acercado en un par de ocasiones al arco de Ignacio González. Con mayor posesión desde el primer minuto el Capo no hacía daño al rival, lateralizando en extremo el juego y siendo Rodrigo Godoy el único escurridizo en la delantera que daba preocupación al equipo de Larriera.
Ya en el segundo tiempo el equipo de la quinta región entró con una idea clara, contragolpear a los celestes, por ello el ingreso del “Chorri” Palacios, quién fue el que hizo extremar recursos al “Don Omar” Carabalí, quien sigue dando seguridad bajo los tres palos. El transcurso del segundo tiempo se dio en una tónica similar al primero. “La Celeste” con posesión, pero sin una llegada clara al arco ruletero a excepción de un remate de Calderón y un voleo de Luis Pavez, luego de un córner ejecutado por un extraviado Joaquín Montecinos.
Pero fue “tanto el cántaro al agua” que el minuto 75 llegaría el tan esperado gol de Alan Robledo, luego de un córner ganado por el distinto, por el que va siempre al frente, Rodrigo Godoy, ejecutado por Bryan Rabello. Donde Robledo anticipó al central viñamarino Diego Oyarzún, para decretar los tres puntos rancagüinos.
De ahí en adelante el partido no tuvo grandes variantes a excepción de un par de tiros libres regalados por un discreto Arnaldo Castillo, que ejecutó Palacios para los ruleteros, donde Carabalí respondió con seguridad.
Con este encuentro se baja el telón de esta primera parte del campeonato. Muchas cosas para sacar en limpio y alegrarse por esta rueda, pero también varias
dudas en el cuadro celeste, partiendo por la delantera, en dónde el hincha se pregunta, ¿Cuántos puntos más tendríamos si nuestra delantera anotara? Seguido
por el medio campo dónde los guerreros de siempre (Leiva-Lugo) se han llevado el peso de la campaña y que se siente que el combustible no logra alcanzar hasta el minuto 90. Quizás donde hay más variantes es en defensa, pero que generó nervios y dudas, luego de la humillación de Ñuñoa.
Esperemos que esta pausa de la liga ayude aunar fuerzas e ideas para lograr la mejor posición posible y se logren los objetivos trazados para la temporada 2025.
Hace un par de semana atrás O´Higgins venía con viento en popa, luego de las victorias ante Universidad Católica y Ñublense. Si bien ambas victorias no fueron holgadas, el equipo mostró decisión y valentía para atacar cuando fue posible y defender cuando cruzados y chillanejos hicieron ver mal al “Capo de Provincia”.
Pero lo sucedido en Ñuñoa, ni en las peores películas de terror nos imaginamos que podía suceder. Todo lo construido por “La Celeste” quedó en duda. Todo lo que vimos anterior al cuadro azul, se cuestiona luego de cien minutos del terror. O´Higgins parecía un boxeador que pedía “Nada más por favor”, si hubiéramos podido tirar la toalla al ring después del 4 a 0, sin duda lo hacíamos. Vimos a un equipo irreconocible, de pera blanda, sin ganas, temeroso y mas doloroso aún sin pasión ni vergüenza deportiva para salir de la adversidad.
Pero las penas del fútbol se pasan con más fútbol y el domingo 15 de junio, tendremos la posibilidad de dejar este “Nada más por favor”, por un “ahora sí”. La ilusión se teñirá nuevamente de celeste para el día del padre y esperamos que la película de terror con fondo azul haya grabado y terminado todos sus capítulos.
Ahora se aproxima el cuadro de la Unión Española, que ha sorprendido el bajo juego expresado en esta temporada pero que siempre hace buenos partidos en la sexta región. Un equipo que a pesar de sus escasos 7 puntos y estar 15 en la tabla de posiciones tiene jugadores interesantes como el conocido Pablo Aránguiz o el zurdo Ariel Uribe que pueden ser un aporte en cualquier equipo. La novedad que presentará el cuadro rojo será su entrenador, ya confirmado, Miguel Ramírez, que reemplazará al cuestionado ídolo hispano José Luis Sierra.
Con todos los ingredientes que tendrá este partido, en el papel se ve atractivo, esperemos lo sea, en especial para los hinchas del “Capo de Provincia”, que siguen ávidos de triunfos en casa y no queremos volver a pregonar este “Nada más por favor”, pero si queremos oír un “Ahora sí” el equipo jugó y volvió a competir en la liga.
El Estadio Nacional es un lugar que no puede ser indiferente para O’Higgins. Allí vivimos nuestra mayor alegría: bajar nuestra primera y única estrella. Pero también nos ha tocado llorar, como en aquella final con la U y otros momentos duros. Por eso, lo del sábado no podía ser distinto. Para bien o para mal, sabíamos que ese partido nos marcaría.
Y nos marcó. Una derrota así no se explica fácil, duele, molesta.
Cuesta digerirla, sobre todo cuando veníamos con el corazón en alto después de Chillán. Pero el fútbol, como la vida, tiene días de gloria… y días de golpes. Y este sábado, el golpe fue de esos que te remecen el alma.
O’Higgins cayó 0-6 ante Universidad de Chile, en un partido donde fuimos superados en lo táctico, en lo anímico y en lo futbolístico. A la U le salió todo. Incluso los rebotes parecían pases dirigidos. Cada error fue castigado con dureza. Y como si fuera poco, en los primeros minutos tuvimos una chance clarísima en los pies de Montecinos. Si esa pelota entraba, quizás la historia era distinta.
Pero no entró. Y lo demás ya lo sabemos.
Se notó a varios jugadores nerviosos, sin claridad ni reacción. No es excusa, pero cuando un equipo se ve sobrepasado tan temprano, el golpe psicológico pesa más que las piernas. Porque el fútbol no es solo táctica ni estadísticas: también son emociones. Y las nuestras, ayer, estaban nubladas.
Ahora, lo fácil sería quedarse en la rabia. Pedir cabezas (la del técnico, por ejemplo), gritar, dar todo por perdido.
Pero O’Higgins no se construyó desde lo fácil.
Esta hinchada ha estado en días peores. Ha llorado, ha resistido y ha vuelto a levantarse. Porque si algo tiene el celeste, es memoria. Y en la memoria está la fuerza.
Hoy toca apretar los dientes, mirar hacia adelante, y entender que esto no puede volver a pasar, pero tampoco puede paralizarnos. Que llegue la autocrítica, que se multiplique el trabajo… pero que no se pierda la fe.
Este equipo ha mostrado cosas buenas. Tiene talento, tiene momentos. Ahora necesita carácter. Y eso también se construye en la derrota.
Vamos celestes.
No por este dolor vamos a dejar de creer.
La #Paquineta sigue intacta.
Nos vemos en el próximo partido.
El “Capo de Provincia” se hizo fuerte ante Ñublense y lo ganó por la cuenta mínima. Fue un encuentro que comenzó con una sensación de: “Este partido ya lo he visto”; ya que el inicio fue similar ante el cuadro de Audax Italiano. En un primer tiempo bien disputado por “La Celeste”, en una cancha pantanosa, afloró el empuje para atacar y la fiereza para defender cuando los “Diablos Rojos”, en los últimos 15 minutos del primer tiempo, hicieron ver ahogado en su campo al “Capo”.
Ya en el segundo tiempo O’Higgins “mató” en la oportunidad que se le dio. Luego de dos llegadas claras que tuvo Montecinos, un error del buen portero de los “Diablos Rojos”, hizo que el 8 rancagüino rematara a “pata llena” y colocara la diferencia necesaria para lograr la segunda victoria consecutiva del “Capo” y traer los tres puntos a la ciudad histórica.
Ya gozada la victoria en Chillán, aparece una dolida Universidad de Chile (al quedar eliminada de Copa Libertadores) en la mira de O’Higgins. El desafío es seguir en la senda de la victoria y la tarea es mayor. Un rival que acaba de perder y va a querer dar una alegría urgente a su hinchada en el estadio que habitualmente usa.
Si el esfuerzo realizado por los celestes en Chillán fue intenso, el sábado en la capital no será menor. Una “U” que de la mano de Gustavo Álvarez tiene su estilo de juego, agrupa a las dos leyendas de la roja, como lo son Díaz y Aránguiz en el medio campo, que sube por las bandas a los ex-celestes Sepúlveda y Hormazábal y alternativas en la delantera como lo son Fernández, Di Yorio, Guerrero y conectando a los delanteros Israel Poblete.
Si observamos los nombres, siempre es intimidante enfrentar a la “U”, y si sumamos además los 40 mil hinchas, se hace un reducto complejo. Pero “La Celeste”, debe seguir por la senda. En cancha deberá proponer algo más que sólo fútbol, como lo hizo en la “ruca de Macul”. O’Higgins tiene los jugadores para dañar a un equipo que trae un partido a cuestas, más viajes y escalas. Clave será no dejar sólo a Matías Lugo en cortar los hilos azules de la creación y bloquear el recorrido eficaz que realiza Charles Aránguiz. Una defensa que deberá estar atenta a no dejar espacios para el remate de media distancia de Fernández y Poblete. Otras claves serán los duelos de Godoy-Hormazábal y Montecinos- Sepúlveda.
Esperemos que Francisco Meneghini siga también en la misma senda, leyendo bien el partido y respondiendo a tiempo los posibles cambios que necesite el “Capo de Provincia”. El sábado nuevamente estaremos los ilusos y pesimistas esperando que nuestro equipo nos regale un nuevo triunfo, que será fundamental para las pretensiones celestes.
Ganamos. Sí, ganamos. Y no fue una victoria cualquiera.
Fue un triunfo que esperó once años para volver a escribirse en los pastos de Chillán. Once inviernos, once calendarios marcados por frustraciones, empates, derrotas y silencios.
En una tarde fría y lluviosa, nuestros once se plantaron con carácter. No hubo temor ni especulación: hubo garra, hubo convicción. En cada quite, en cada pase profundo, se tejió una historia distinta. Una que merecíamos hace tiempo. Una que nos debía el destino.
Y no solo fue actitud. El partido se leyó con precisión quirúrgica desde el banco. Paqui supo cómo jugarlo. La pizarra y la convicción se encontraron en Chillán, y el resultado fue una victoria de esas que se sienten en el alma porque siempre es lindo ganar.
La hinchada, como siempre, dijo presente. En la galería, en los mensajes que viajan por redes como abrazos virtuales.
Y ahora, se viene la U. de visita. Un desafío grande, como todos los que valen la pena.
La Universidad de Chile es prensa, es ruido. Pero también es una oportunidad. Una oportunidad para demostrar que lo de Chillán no fue casualidad, sino consecuencia. Que este equipo ha despertado. Que cuando se conectan los botines con el corazón, el resultado es arte.
Sabemos que no será fácil. Pero si Paqui vuelve a leer el partido como en Chillán, si el equipo vuelve a creer como creyó allá, cualquier cosa puede pasar.
Vamos paso a paso, pero con la frente en alto.
Porque ganar después de once años no es casualidad.
Es señal de que algo está cambiando, es señal de trabajo serio
Vamos celestes, vamos la #Paquineta
“¡Menos mal ganamos!” fue la frase que más escuché entre los hinchas y simpatizantes del “Capo de Provincia”tras la victoria frente a Universidad Católica en el siempre complicado estadio de La Florida. Un resultado que sorprendió a muchos incrédulos y a los eternos pesimistas, pero también que desató la alegría de los fieles e ilusionados, aquellos que, pese a los dolores de cabeza que nos provoca este amor celeste, seguimos soñando con triunfos.
Fue un partido donde, simplemente, todo salió bien. No generamos muchas llegadas, pero fuimos eficaces. La posesión fue baja —tan solo un 32%—, sin embargo, logramos hacer daño rápido y contundente. Al final del día, lo que importa es el resultado, y ese fue favorable para O’Higgins.
Ahora, en el horizonte celeste aparece Ñublense, un rival que viene de sorprender en su visita a la Ruca de Macul. En el primer tiempo, el equipo de Chillán pasó por encima del local, poniéndose rápidamente 2-0 con goles de Sosa y Plaza. No obstante, con el correr de los minutos sintieron la presión en la cancha del Monumental, y terminaron cediendo un empate 2-2.
Se trata de un equipo dinámico, con un mediocampo fuerte comandado por “Lolo” Reyes, acompañado de Valencia, Plaza y Graciani. En defensa, destacan los ex Audax Italiano: Bozzo y Labrín; junto a los laterales Campusano y Cerezo. Los “Diablos Rojos” tienen piezas interesantes en ofensiva, especialmente Patricio Rubio y Gonzalo Sosa. Será un rival duro en la capital de la región de Ñuble, pero no imposible para el “Capo”.
Ya con la cabeza más fría y el corazón tranquilo, comenzamos a pensar en las claves para el duelo del domingo 25 de mayo. Me atrevo a decir que O’Higgins siempre nos sorprende, para bien o para mal, por la irregularidad de su juego. Contra la UC, todo nos salió a favor, incluso los penales dudosos que, en otras ocasiones, nos habrían cobrado en contra. Esta vez, el árbitro Cabero no hizo caso al siempre cuestionado Piero Maza en el VAR.
El gran desafío, a mi juicio, sigue estando en el mediocampo, donde verdaderamente se ganan los partidos. Conocemos la calidad de Lugo y Leiva, y si a eso sumamos el buen momento de Rabello, hay motivos para confiar. Esperamos que Meneghini y su cuerpo técnico estén “claritos” en la lectura del partido y sepan responder a tiempo a lo que se vaya dando en la cancha.